Leyendo entre lineas
Por Ana Dini de Calviño.
En esta serie “leyendo entre líneas” empecé a hablar de la tremenda analogía de la mujer de proverbios 31 con la iglesia Gloriosa de Cristo. En esa comparación de las sombras con la Realidad, encontré que la mujer descripta es Única, Escogida y Valiosa para el Amado, porque Él la ve con la visión perfecta. Te animo a que podamos orar cada día para empezar a verla con Su mirada.
Pero continuemos “leyendo entre líneas”, porque seguramente hay más que Dios tiene para enseñarnos. El verso 11 dice algo tremendamente impactante respecto al carácter de Dios. “Confía en ella el corazón de su marido, y no carecerá de ganancias”.
La versión MSG dice “Su esposo confía en ella sin reservas, y nunca tiene motivos para lamentarlo”. Otra versión aclara “Ella inspira confianza a su marido”.
Al leer estas palabras, a la luz del Nuevo Pacto, vemos a un Dios amoroso depositando toda su confianza en su Iglesia, porque Él sabe que no será defraudado.
Estábamos destinados a muerte y dolor, “pero Dios que es rico en misericordia, nos amó, nos salvó, nos perdonó cuando estábamos muertos” …Él nos vio resucitados y creyó, confió que Su Plan Perfecto, Su Eterno Propósito seria llevado a cabo a través de una iglesia gloriosa.
La mujer de Proverbios era totalmente confiable a su esposo y él no tenía motivos para dudarlo.
¡Una figura y sombra puede enseñarnos tanto! Dios confía en nosotros más de lo que a veces como hijos confiamos en Él. Hoy, posicionados desde la Realidad, su amada Iglesia toma conciencia, manifestando reacciones y acciones en igual grado de compromiso e intensidad.
La iglesia debe confiar absolutamente en Dios, porque Él confió primero en ella, a pesar de que el primer Adán fracasó, su propósito eterno trascendió ese detalle, y en el Segundo Adán, que es Cristo, se cumplen todas las expectativas de formar la Iglesia Gloriosa, en quien el Padre deposita toda su esperanza para que sea luz y manifestación de la Vida de Su Hijo.
El Padre bueno creyó y sigue creyendo que su Iglesia es capaz de conducir a otros para encontrar la Verdad, la Vida y la confianza perdida.
Pidamos al Señor que re-enfoque nuestra visión, para que sean abiertos nuestros ojos espirituales, para ver a esa Iglesia Gloriosa en quien confía el Amado.
Hace un tiempo leí un artículo interesante de un periodista (con el cual no concuerdo en pensamiento) pero me dio vergüenza ajena el saber la opinión que la gente tiene de la iglesia, y a veces con razón. Él expresaba una frase lapidaria que resumida era algo así: “…si Dios tiene representantes que tan mal hablan de ellos mismos y de los demás, pobre Dios, no quisiera ser su Dios.”
En esta serie “leyendo entre líneas“ estamos hablando de la tremenda analogía de la mujer de proverbios con la iglesia gloriosa. Mi intencionalidad al escribir hoy es apuntar a que seamos conscientes y podamos ver quienes somos a los ojos de ÉL, para que expresiones como éstas sean opacadas por la manifestación de la Verdad de una iglesia que es única, escogida y valiosa para el Amado.
“Cada día de su vida ella hace lo que es mejor para él, nunca nada dañino o hiriente.” Prov 31:12
Otra versión del mismo pasaje expresa que “ella es fuente de bien”. Cuando Dios ve a su amada como fuente de bien, está diciendo que fue revestida, investida de la esencia pura de su ADN, de toda bondad para expresar siempre ese atributo innato y único con el que ha nacido de nuevo.
- La iglesia debe expresar BIEN y no mal en palabras.Tristemente, ¿cuántas voces oímos que se levantan, arrogándose representarla y lo único que hacen es desprestigiar con sus palabras a la Verdadera Iglesia? Pareciera que algunos perdieron el rumbo, expresando daño más que edificación. Escudándose en esa libertad de expresión, omiten un principio fundamental: que nuestras palabras sean para la correcta edificación.
¡El sabio Salomón tiene tanto para enseñarnos respecto a esto! En sus famosos proverbios hay uno que expresa lo siguiente (esta sacado de una versión en ingles): “…busca las palabras correctas para traer esperanza y aliento, y escribe honestamente sobre la verdad y las realidades de la vida.”
Hoy nos encontramos con las Redes plagadas de palabras groseras, dañinas e hirientes de personas que dicen ser hijos, y es aquí donde se aplica este dicho popular que dice "borramos con el codo lo que escribimos con la mano", en clara referencia a que decimos ser cristianos y expresamos con palabras lo contrario.
No consideramos que nuestra vida está expuesta, somos la expresión del bien de Dios, de su infinita bondad, somos cartas leídas. La inquietud aquí es, cuando nos oyen o leen, ¿qué reciben los demás?
- La iglesia debe expresar BIEN y no mal en acciones. A mi juicio, uno de los tantos peligros, y graves, que atraviesa hoy la iglesia institucionalizada es el desenfoque, estar desalineada. Esta iglesia institucionalizada hace mal cuando trata de ver y corregir lo espiritual con visión natural, cuando busca cambios externos sin tener en cuenta lo interno, cuando se centra en lo temporal sin ver que fuimos llamados a expresar lo eterno.
La iglesia debe recobrar su memoria eterna de cómo fue concebida, en Gracia, bondad y Verdad. Dios es la fuente de todo Bien, nada malo puede salir de Él. Su esencia Santa nos posiciona para impartir su naturaleza.
El apóstol Santiago en su carta nos enseña que “…al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.” A veces ignoramos que hacer el bien no es solo “no hacer lo malo”. Hacer el bien también es que, sabiendo hacer lo bueno y lo que produce beneficio, no estemos dispuesto a hacerlo.
El rey David, en uno de sus salmos, expresa que Él es nuestro Bien y nosotros como hijos a partir de la Cruz, heredamos ese ADN. Fuimos llamados a expresar, a través de una vida transformada, el incalculable poder que tiene hacer el bien y no el mal todos los días.
La mujer de proverbios 31, figura y sombra de la realidad, alegraba el corazón del esposo, cada día, diciendo y haciendo bien. Porque las palabras, los gestos y las acciones son el lenguaje por medio del cual hablamos para bien o para mal.
Jesús dijo que la luz se pone en alto para que alumbre y para que viendo nuestras acciones, glorifiquen al Padre. Estas buenas acciones son un resultado y salen a luz para iluminar a un mundo en oscuridad.
“…porque Él sabe que ella hace bien y no mal todos los días de su vida,
…porque Él confía que nunca Ella hará nada dañino o hiriente.
porque Dios confía en su Amada, su representatividad está asegurada.”